contorsiona ideas hasta hacerlas mutar, en sensaciones.
el vértigo de no saber si van a ser sutiles o explosiones,
hace rato que ya no quiero jugar.
increíblemente débil, mi mente.
que no sabe parar.
se diluye todo contenido, se hace imposible pronunciar sonido.
y pesa, como los te extraño reprimidos y desterrados de la cabeza
pero mas no del cuerpo, de la garganta, de los ojos.
estamos cansados de jugar.
pensamientos exprimidos, una y otra vez.
hace que todo parezca malo, o poco... me hace sentir insaciable... inconforme.
no disfruto.
de los besos porque podrían haber sido mejores.
ni del te que podía ser café,
o en el buenos días de la mañana, porque los buenas noches son mas lindos.
y en el caso de que fuera un buenas noches entonces igual es un desastre.
no disfruto de las palabras escogidas, por mi o por los otros,
es increíblemente pretenciosa, mi mente.
me fusila, me fusilo.
me pierdo... por estar pensando.
y peleando,
con lo versátil, débil y pretenciosa,
de mi mente.
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