Celina: Hecho excelentemente, si todo él fue hecho por Dios.
Sabrina: De tintes indelebles, a prueba del viento y la intemperie.
-Belleza bien mezclada, en la que rojo y blanco puso naturaleza con dulce y diestra mano. Señora, sería usted la más cruel de los vivos si estas gracias usted se llevara a la tumba sin dejar una copia para el mundo.
-¡Ay, vasallo! Yo no tendría un corazón tan duro. De mi belleza pienso repartir más de un inventario. Voy a ser catalogada y cada partícula y cada artículo van a ir sumados a mi testamento. Ítem: dos labios moderadamente rojos; ítem: dos ojos grises con sus párpados; ítem: un cuello, un mentón, etcétera. Ay vasallo, ¿te hicieron venir a casarme?
-Ya veo lo que usted es: demasiado orgullosa; pero aunque fuera usted el diablo seguiría siendo hermosa. Mi señor la ama, y semejante amor debiera ser correspondido aún cuando usted fuera coronada como la más hermosa.
-¿Y cómo me ama?
-Con fervor, con lágrimas abundantes, con gemidos que retumban de amor, con suspiros de fuego.
-Tu señor conoce lo que pienso. Juré exigir el castigo y la deuda estipulados. Nada me obliga a complacer con mis respuestas. No puedo amarlo. Si me preguntas porqué te respondo, tal es mi capricho. ¿Te basta mi respuesta?
-Si yo la amara con el fuego de mi señor, con tanto sufrimiento, con tanta muerte en vida, de la crueldad que usted muestra no encontraría sentido, ni lo podría entender.
-Y entonces, ¿Qué harías?
-Plantaría una choza de sauces a su puerta, y llamaría a la que amo desde afuera de la casa, escribiría sobre amores despreciados y los cantaría a voces en las noches calladas. Al eco de los montes vocearía su nombre y haría que el parloteo murmurante del aire gritara: '¡Olivia!'. Señora, no tendría usted reposo entre los elementos, entre la tierra y el aire, hasta que se apiadara de mí.
-Harías mucho. ¿Cuál es tu linaje?
-Más alto que mi suerte, aunque mi rango es bueno. Soy un caballero.
Shakespeare: Noche de Reyes
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